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martes, 8 de agosto de 2006

CARCAMALES

Un extraño ruido me despertó súbitamente. Pensé que el estruendo lo producían los operarios que construyen un asilo cerca de mi casa pero me equivocaba. Era una voz temblorosa ampliada por un bafle la que me sacaba de mi letargo.
En la plaza contigua a mi vivienda, como cada 6 de agosto, la anciana alcaldesa leía un texto en homenaje a Gaspar Melchor de Jovellanos, eximio prócer gijonés. ¡Cuanto te citan y que poco les inspiras realmente, Jovino!La ilustrísima dama, antigua chica ye-ye, hacía ímprobos esfuerzos por resultar clara y convincente pero sus palabras entrecortadas e imprecisas apenas resultaban inteligibles. Desajustes en su dentadura, una irritación de laringe, artrosis, parkinson o cualquier otra causa motiva por el exceso de experiencias y de años provocaba tan lastimoso espectáculo. ¡Ay, Mapi! ¡Quién te ha visto y quién te ve!
La señora necesita descanso y bien podría estar veraneando en Benidorm a costa del INSERSO como todos sus coetáneos, sin embargo es más probable que programe, con el patrocinio del consistorio, una nueva expedición a la perla del Caribe en busca nuevas posibilidades de negocio para nuestra tierra. ¡Que gran lugar la floreciente Cuba para captar inversores!Lástima que allí ya no tendrá oportunidad de tener fugaces encuentros con el comandante ni de degustar su deliciosa queimada, esa que le enseñó a preparar su desgastado paisano de balanceo nada grácil, antes presidente de Galicia y ahora sólo senador por un puñado de bolsones de correos. ¡Si los hubiesen enviado por SEUR!
Tan achacoso está el iluminado revolucionario de Sierra Maestra que ha tenido que dejar lo único que aún le conseguía erotizar, el poder. La vida se convierte en un infierno sin el báculo de mando y si no que se lo pregunten al sanguinario de Pinochet. ¡El que lo creía todo atado y bien atado!
Sin embargo el cruel comandante cubano tiene la fortuna de contar con un joven hermano con el hígado disecado en whisky y 75 años de vivencias para que de un nuevo aire a su legado. ¡Que suerte tener alguien más joven en el que poder confiar! Lo mismo debió de pensar Wojtila o, para ser más precisos, el cónclave inspirado por el Espíritu Santo cuando eligieron al gran censor Joseph Ratzinger para renovar la axesuada y casta fe de la Santa Madre Iglesia. ¡Qué Dios nos coja confesados!
Aún así lo tendrán difícil para superar el record de Balaguer que ciego, fascista y nonagenario guiaba con mano de hierro la República Dominicana. O el del arrugadísimo y descerebrado actor americano Ronald Reagan que bordeando los 80 fue capaz de regir los destinos del imperio y del planeta con Alzheimer. ¡Y nadie notaba la diferencia!Es triste ver a tanto cadáver andante. Sólo los genios deben de ser atemporales. A nadie le gusta ver vedettes pellejudas ni políticos carcamales.
¡Por favor terminen el asilo ya!