Desde hace tiempo me apetecía releer el libro "El Hombre que Confundió a
su Mujer con un Sombrero". Ayer, al fin, encontré el momento para
hacerlo y disfruté de un modo más profundo una obra que, aún siendo
ensayo, está llena de emoción, relatos y personajes.
De hecho,
recordaba vagamente las historias llenas de ternura y humanidad con las
que el neurólogo Sacks describe, con extrema delicadeza y complicidad,
patologías auténticamente dramáticas. Sin embargo, igual que alguno
de los pacientes del doctor, con problemas de amnesia, me costaba
recordar lo que había detrás de la mera anécdota y darles un sentido.
Y así, volví a conmoverme con los casos que presenta, más de 20
historias de personas aquejadas con graves problemas neuronales que
tratan de encontrar algo de coherencia en su devenir vital, aunque sea
de una forma muy peculiar o muy básica.
El hombre que da título al
libro, con problemas para reconocer objetos y caras, se apoya en sus
portentosas habilidades musicales para dar una melodía a sus rutinas, y
es esta música la que acaba por poner cierto orden a lo que, de otro
modo, sería un caos imposible de entes y elementos irreconocibles.
La amnesia profunda de otro de sus pacientes, afectado por el síndrome
de Korsakov, nos presenta a un individuo sufriente, sin pasado ni
futuro, aislado en un momento del yo, sin ningún referente al que
aferrarse y, donde sólo en un momento trascendental de oración, consigue
tener cierta paz y conexión con el mundo.
Otros pacientes llegaban a
perder la conciencia de un miembro, o, al contrario, sentir un miembro
fantasma tras su amputación; e incluso peor, una chica llegaba a perder
la propia conciencia de su cuerpo. La paciente, con los automatismos
motores lesionados, tenía que hacer un abrumador esfuerzo visual y de
atención consciente para volver a mover sus miembros. Esa dicotomía
entre cuerpo y mente volvía su realidad altamente descarnada.
Y así
van apareciendo una amplia galería de pacientes con el síndrome de
Tourette (impulsividad extrema), afásicos, autistas y otro amplio
repertorio de carencias y retrasos.
Y todos al fin, como quizá
nosotros mismos, buscando una narrativa, una emoción o una cualidad en
la que encontrar calma y plenitud. Un anclaje que les permita no
hundirse en la sima de la irrealidad y de un modo, siempre muy distinto a
las personas más o menos convencionales, seguir conectados a la vida y
encontrarle algún sentido a la propia existencia.
----------------------
PD: Encontré este enlace del libro, se puede leer entero en pdf. http://mimosa.pntic.mec.es/…/Sacks_Oliver-El_Hombre_Que_Con…
No hay comentarios:
Publicar un comentario