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lunes, 6 de marzo de 2017

GARRY OWEN

El Sporting que tantos disgustos nos da últimamente posee algo de lo que carecen muchos clubs con más poder e historial. Tiene un himno que resuena en el fondo de nuestros corazones sportinguistas, que nos hace palpitar y sentirnos parte de algo, que nos aúna y nos conmueve a todos.


Desde luego hay melodías con un poder transformador que inducen a la épica y la acción. El arma más infalible de los franceses como nación es La Marsellesa, continua fuente de inspiración y alma de su orgullo nacional. Contar con una herramienta de cohesión tan potente es una auténtica bendición para un pueblo.
Con los grupos de personas puede suceder exactamente lo mismo, una serie de individuos pueden llegar a un grado máximo de complicidad si los símbolos y valores que comparten cristalizan en una canción común.
Así un desastroso grupo de encogidos e indisciplinados perdedores, seducidos por el poder inspirador del Garry Owen se convierten en la referencia del ejército americano, el séptimo de caballería, capaces de morir con las botas puestas a las órdenes de un tipo con los pelos raros.
En estos momentos desesperados para los sportinguistas, a los componentes del equipo les invito a que apelen a su orgullo y se aferren a un himno que, ante las grandes adversidades, siempre ha salido victorioso y que, al menos para mi sobrino Yago y para mí, no es menos poderoso que La Marsellesa o el Garry Owen Revive tus laureles y siempre hacia adelante, tu fe nunca decaiga no debe desmayar. ¡Vamos Sporting!

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