El Sporting que tantos disgustos nos da últimamente posee algo de lo que
carecen muchos clubs con más poder e historial. Tiene un himno que
resuena en el fondo de nuestros corazones sportinguistas, que nos hace
palpitar y sentirnos parte de algo, que nos aúna y nos conmueve a todos.
Desde luego hay melodías con un poder transformador que inducen a la
épica y la acción. El arma más infalible de los franceses como nación es
La Marsellesa, continua fuente de inspiración y alma de su orgullo nacional. Contar con una herramienta de cohesión tan potente es una auténtica bendición para un pueblo.
Con los grupos de personas puede suceder exactamente lo mismo, una
serie de individuos pueden llegar a un grado máximo de complicidad si
los símbolos y valores que comparten cristalizan en una canción común.
Así un desastroso grupo de encogidos e indisciplinados perdedores,
seducidos por el poder inspirador del Garry Owen se convierten en la
referencia del ejército americano, el séptimo de caballería, capaces de
morir con las botas puestas a las órdenes de un tipo con los pelos
raros.
En estos momentos desesperados para los sportinguistas, a los
componentes del equipo les invito a que apelen a su orgullo y se
aferren a un himno que, ante las grandes adversidades, siempre ha salido
victorioso y que, al menos para mi sobrino Yago y para mí, no es menos
poderoso que La Marsellesa o el Garry Owen Revive tus laureles y siempre hacia adelante, tu fe nunca decaiga no debe desmayar. ¡Vamos Sporting!
No hay comentarios:
Publicar un comentario